lunes, 30 de marzo de 2009

Parábola del Citarista

Plutarco, informa que Dionisio, estando en el teatro, quedó encantado por la ejecución virtuosa de un citarista. Cuando éste último terminó de interpretar su trozo, el tirano de Siracusa se le acercó y le prometió oro, vestidos y suntuosa alfarería.

Al día siguiente, el citarista visitó a Dionisio en su palacio. Fue recibido en la sala de audiencias. El citarista saludó y esperó a que el tirano lo llamara. Pero Dionisio aguardó. Cuando el citarista se decidió a hablar, reclamó modestamente al príncipe los regalos que éste le había prometido la víspera después de la audición.

El tirano se levantó de su trono de oro y miró al músico, sonriendo. Murmuró que ya había pagado. Y desvió su mirada de los dos ojos del citarista. Dionisio se detuvo en el adoquinado.
Agregó, sin volverse: “porque la misma medida de felicidad que me has dado con tus cantos te he dado yo con esperanzas”.

Fragmento escogido de El Odio a la Música de Pascal Quignard

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